Definición.
La artrosis es una enfermedad de “toda” la articulación y comprende la presencia de alteraciones estructurales tanto en el cartílago articular, el hueso subcondral, los ligamentos, la cápsula articular, la membrana sinovial y el aparato muscular peri-articular.
Considerar a la artrosis como un proceso que afecta únicamente al cartílago articular es un concepto obsoleto a día de hoy. El concepto de artrosis como enfermedad pasiva-degenerativa no se sostiene por la información que disponemos actualmente. La artrosis debe considerarse como una enfermedad englobada en un proceso activo de desajuste entre los procesos reparativos y degenerativos de los diferentes tejidos articulares. Así pues, la destrucción articular que acontece en última instancia resulta producto de la combinación de factores mecánicos, inflamatorios y metabólicos.
Frecuencia.
La prevalencia global de la enfermedad se verá extraordinariamente incrementada en las próximas décadas debido tanto al aumento de la expectativa de vida media como al aumento de otras comorbilidades como la obesidad a la que se relaciona estrechamente , sobre todo en países desarrollados. Se estima que aproximadamente 250 millones de personas sufren la enfermedad en el momento actual.
La frecuencia, en España se incrementa sobre todo entre los 50-75 años, siendo más frecuente la artrosis de manos y rodillas en las mujeres.
Factores de riesgo.
La edad es el factor de riesgo más evidente para el desarrollo de la artrosis, acumulándose con el transcurso de los años tanto la exposición a múltiples factores de riesgo como a la aparición de alteraciones biológicas relacionadas con senescencia a nivel de la propia articulación.
En la rodilla; el sexo femenino, la obesidad y la presencia de patologías previas son los factores de mayor importancia. También pueden describirse las alteraciones de mal-alineación articular y a la atrofia de la musculatura extensora como factores predisponentes.
En la cadera, a diferencia de la rodilla, la asociación con el sobrepeso y el sexo femenino no es tan clara. En el desarrollo de artrosis de cadera las alteraciones morfológicas que predispongan a una incongruencia articular son especialmente importantes y han de mencionarse en este apartado la displasia y el choque femoro-acetabular.
La contribución de la genética se estima en un 40-80% principalmente en manos, caderas y en menor medida en rodillas. Así, las alteraciones genéticas deterministas (raras mutaciones que comportan trastornos monogénicos) son poco importantes explicando sólo casos aislados de artrosis en paciente jóvenes. Por el contrario, la mayoría de pacientes con artrosis de comienzo tardío -el grueso de esta población- se debe a la combinación de variantes de DNA más frecuente -con menor peso específico- y la combinación de diversos factores de riesgo. En resumen la artrosis presenta una etiología multifactorial, como ocurre generalmente en las enfermedades reumáticas.
Etiopatogenia.
Durante el proceso artrósico la composición del cartílago se ve alterada y éste pierde su integridad. Estas alteraciones empeoran las propiedades materiales del cartílago haciéndolo menos resistente a la disrupción cuando le son aplicadas fuerzas mecánicas.
Inicialmente el cartílago se erosiona sólo en la superficie para posteriormente afectarse en profundidad, expandiéndose mediante fisuras, posibilitando en último término un proceso expansivo hacia el cartílago calcificado. El condrocito intenta ayudar y pone en marcha una serie de fenómenos reparativos que resultan ineficaces e incluso contraproducentes. Por tanto, el condrocito no es sólo un observador inocente del proceso destructivo que lo rodea; sino más bien, su naturaleza se vé alterada y aumentan su actividad sintetizadora generando productos de degradación de la matriz cartilaginosa y mediadores pro-inflamatorios, que a su vez, actúan en la vecindad estimulando fenómenos proliferativos y pro-inflamatorios en la membrana sinovial.
La proliferación sinovial se acompaña de hipertrofia tisular y neo-vascularización (formación de vasos sanguíneos que permiten el tráfico de células inflamatorias hacia el cartílago). En el hueso subcondral, el turnover óseo se acelera y se incrementa la “invasión vascular” hasta llegar al cartílago articular. Este proceso conlleva la aparición de lesiones de la médula ósea subcondral.
Los osteofitos que aparecen en los márgenes articulares se deben a una reactivación de la osificación encondral, estando su desarrollo influenciado tanto por factores biológicos inflamatorios como por sobrecarga mecánica e incluso alteraciones cinemáticas. La pérdida de límites bien diferenciados entre el cartílago articular y el hueso subcondral a nivel de la unión osteocondral se asocia a la invasión del cartílago articular por vasos sanguíneos y nervios que están ausentes en el cartílago sano.
¿Es la artrosis una enfermedad o un síndrome?
“Todos los caminos llevan a Roma”; la artrosis no es más que el estadío final de la destrucción articular al que se puede llegar siguiendo diferentes vías etiopatogénicas, -caminos- de ahí que esta enfermedad tan altamente heterogénea debiere considerarse más como un síndrome que como una única enfermedad. ¿Acaso parecería razonable considerar como una sola entidad la artrosis de rodilla en ancianos, la secundaria a un proceso inflamatorio, la asociada a la obesidad o quizás la de un joven deportista con lesiones precipitantes?. No, obviamente.
Es por esto por lo que atendiendo a diferentes mecanismos etiopatogénicos cabría la posibilidad de diferenciar subgrupos con un componente predominantemente inflamatorio, con un componente eminentemente de sobrecarga mecánica, de alteraciones metabólicas o de senescencia -envejecimiento celular-. Por tanto, lo más lógico es pensar que estos diferentes mecanismos se solapen en un mismo individuo en mayor o menor medida de forma simultánea o secuencialmente en el tiempo.
Síntomas ¿Qué causa el dolor en la artrosis?
El dolor es el síntoma más discapacitante asociado a la artrosis. La rigidez matutina, la disminución de los rangos de movilidad articular, la crepitación articular, la sinovitis, la inestabilidad articular, la fatiga muscular y las alteraciones anímicas concomitantes son también características.
El dolor es característicamente mecánico aunque en fases ulteriores puede adquirir un carácter inflamatorio. Los pacientes con dolor especialmente intenso presentan un dolor de características neuropáticas fruto de una sensibilización. El dolor por sensibilización es independiente de la severidad radiológica de la artrosis o de la duración de la enfermedad y parecen correlacionarse con la sinovitis y el derrame articular.
Disociación clínico-radiológica de la artrosis.
Mucho dolor y poca artrosis en la radiografía y/o viceversa son frecuentes en la práctica clínica habitual. Lo mismo puede decirse de los hallazgos evidenciados en la resonancia magnética. No obstante, con esta última técnica la presencia de dolor severo parece correlacionarse con hallazgos específicos tales como la presencia de edema óseo y la sinovitis. Más aún, la mejoría de los síntomas parece correlacionarse con la disminución de tales hallazgos en controles sucesivos.
Diagnóstico.
La artrosis debe ser un diagnóstico clínico que se apoye en un estudio radiológico compatible. El diagnóstico debe realizarse en base a los síntomas (dolor, rigidez matutina de corta duración, limitaciones funcionales, entre otros) y signos recogidos en una exploración básica del aparato locomotor (crepitación articular, limitación del movimiento, dolor en la articulación, dolor a la palpación o el aumento del volumen).
Las diferentes sociedades científicas han implementado una serie de criterios diagnósticos que sin embargo carecen de fiabilidad para detectar la enfermedad en sus estadios iniciales.
Tratamiento.
Habida cuenta de la heterogeneidad de la enfermedad y las comorbilidades asociadas a la misma, el tratamiento personalizado resulta de capital importancia.
Los próximos años van a resultar especialmente intensos en el campo de la innovación terapéutica basados en el diseño de nuevos fármacos que traten/prevengan apropiadamente el dolor fruto de la sensibilización.
*** La información proporcionada tiene el único fin de aportar educación a la población general. Para cualquier consulta personal/individual en relación al diagnóstico y /o tratamiento de enfermedades, sírvase solicitar una cita con un médico especialista cualificado.
Imagen:
Leyenda: Imagen de Artrosis de Manos
Crédito: Banco de imágenes de la Sociedad Española de Reumatología (SER) – Dr. Gregorio Santos Soler – Hospital de la Marina Baixa)
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