Dentro de mi práctica clínica habitual estoy acostumbrado a oír la frase … “doctor, no sé ¿por qué me han derivado a su consulta? cuando yo aún soy joven”… comentario realizado por un varón de 52 años que ha sido remitido a nuestro servicio desde traumatología.
Hasta cierto punto lo entiendo y lo justifico; a día de hoy se mantiene la idea aún muy arraigada de que nosotros – los reumatólogos – nos dedicamos a la valoración y tratamiento de la “reuma” que suena exclusiva de personas mayores (ancianos), resultando incluso ofensivo cuando a alguien se le indica visitarnos.
Sin embargo, nuestro ámbito de actuación tiene un espectro bastante amplio y es que nuestra especialidad abarca un abanico de enfermedades que pueden presentarse en personas de diferentes grupos etarios, incluso en niños.
Dentro de las patologías que con mayor frecuencia tratamos en consulta tenemos las lesiones del aparato locomotor (que incluyen lesiones musculares, tendinosas, ligamentosas y articulares) que son debidas a lesiones deportivas, profesionales y con gran frecuencia relacionas con actividades habituales del día a día; y como podemos ir intuyendo, estas lesiones aparecen en personas que aún están en el mercado laboral – en torno a los 30 a 60 años – aunque insisto que el rango de edad es incluso más amplio.
Seguido en frecuencia nos dedicamos a la valoración de enfermedades inflamatorias (enfermedades autoinmunes sistémicas) como las artritis, lupus, artritis psoriásica, espondilitis, entre otras; en las cuales nuestra especialidad ha progresado enormemente disponiendo de tratamientos dirigidos a intentar conseguir la remisión de la enfermedad. Estas enfermedades también aparecen en personas jóvenes en torno de los 20 a 60 años, aunque pueden aparecer a cualquier edad.
Por otra parte, tenemos los extremos en los que valoramos niños que son remitidos a nuestra consulta con sospecha de artritis juvenil o cualquier otro proceso reumático que puede verse en adultos pero que no son exclusivos de los mismos. Y por supuesto, tenemos a los ancianos en los que está bastante más asumido y entendido el motivo de referencia hacia nuestro servicio, y como no iba a ser de otra manera si mi madre y mi abuela tenían reuma…. otro argumento bastante repetido en consulta.
¿A dónde quiero llegar con todo lo anterior? Es simplemente al hecho de que nuestra especialidad se encarga del estudio y tratamiento de cualquier proceso que comprometa el aparato locomotor y la columna en la cual no se haya identificado previamente la causa de la misma, hacemos el papel de detectives intentando etiquetar el problema y solventarlo en caso sea posible, o en su defecto referirlo a la especialidad correspondiente en caso se haya identificado que el motivo de visita sea secundario a una patología donde nosotros no pudiéramos aportar nada más.
Así que ahora que somos capaces en entender de que un reumatólogo es un médico que puede ayudarnos cuando hay dolor columna y/o extremidades (de causa no traumática), podremos ayudar a algún familiar y/o amigo a evitar peregrinajes innecesarios yendo de un servicio a otro donde se nos repita la frase… “esto no es mío”…
NOTA: El autor de esta nota declara no tener conflicto de intereses al comentar el artículo.
*** La información proporcionada tiene el único fin de aportar educación a la población general. Para cualquier consulta personal/individual en relación al diagnóstico y /o tratamiento de enfermedades, sírvase solicitar una cita con un médico especialista cualificado.
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